domingo, 4 de septiembre de 2016

¿Por qué la pasión por tu idea puede ser un mal consejero?

(iStock.com/YanLev)

La semana pasada recibí una llamada, había una patente en mensajería que un señor muy insistente finalmente había venido personalmente a entregar. Mientras me dirigía a recoger el paquete pensaba que con toda seguridad sería algo relacionado con una máquina de movimiento perpetuo e imanes... sí y... sí. No, no tengo poderes de predicción, es solo que cada año llega una y siempre viene de la mano de alguien muy apasionado por su idea.

Esta semana tuve la oportunidad de hablar con el inventor. Alguien para quien el fracaso no era una opción. Normalmente intento no entrar en una discusión sobre por qué una máquina así no funciona, pero no lo pude evitar. No sirvió de nada, lleno de pasión por su idea, este inventor no iba a dejarse convencer por una ley de conservación de la energía. La fuerza que sentía en las manos cuando ponía en ellas unos imanes industriales era demostración suficiente. No es el primero ni el último en sentirse fascinado por la posibilidad de extraer energía de este fenómeno.

¿No es la misma pasión que necesita un emprendedor? ¿No son aquellos que no saben que algo no es posible los únicos que consiguen romper el status quo?

Hay algo más envuelto. En una conferencia a los nuevos graduados de Columbia, Ben Horowitz contaba la ocasión en que un joven llamado Brian Cheski le propuso invertir en una empresa que pondría colchones de aire en casas particulares y los alquilaría a través de Internet. Inmediatamente pensó "wow, esa es un idea horrible, horrible. ¿Quién, que no sea un asesino en serie, querría alquilar un colchón de aire en casa de alguien?"

Pero Brian sabía un secreto que nadie más conocía: había hecho la prueba y la idea funcionaba, había gente dispuesta a pagar por ese servicio. Además había estudiado la historia de los hoteles, resulta que es bastante nueva, en el pasado la gente se hospedaba en todo tipo de establecimientos con resultados inciertos. Lo que consiguieron los hoteles fue garantizar una experiencia de usuario. Pero, ¿qué pasaría si a través de Internet el usuario podía tener una idea clara de qué esperar en su alojamiento? Hoy AirBnB gestiona más de 2 millones de casas en 190 países.

Una buena idea se parece mucho a una locura, excepto por algún detalle que nadie ha descubierto todavía.

Por eso, aunque la pasión es un elemento necesario para superar los obstáculos con que te encontrarás, convencer gente para que invierta en tu idea, trabaje contigo o te compre tu producto; recuerda que no es suficiente, de hecho, la pasión por tu idea puede ser un mal consejero. Si no te he convencido, busca "malas audiciones a concursos de canto" en YouTube (¿es que no tienen familia o amigos?).


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